1 may 2017

Elipses del ser inventado (Parte 2)


13-02-13

La noche cae entre los carros,
el asfalto brilla con la luces de las lámparas,
exhalar, de mi boca sale ese vapor,
me demuestro a veces que sigo tan vivo como siempre,
de otra forma seria duro vivir con la sospecha
que soy un muerto con el que todos conviven,
ustedes saben en el colectivo, la universidad,
pero son tiempos modernos hasta los fantasmas
deben tener un código postal, una mujer, un casa,
con el tiempo hijos, que también sean fantasmas,
con suerte un día seré el finado,
se quedaran ahí forenses y todo
mirando mi cuerpo,  haciendo guardia por si me levanto,
nadie quiere perderse de mi cadáver, será divertido.

A cada hombre santo le llega su día,
el mío será pronto, como todos, sobre mi espalda
será puesta la carga del día, mis piernas temblaran
y como si fuesen un simio en monociclo, torpe
avanzare hasta las luces, eses reflectores
que hacen brillar el asfalto
dejen que todos desde su butacas de madera me admiren,
dirá que bien sabe mover sus pies,
aunque parezca más borracho,
dirán que bien sabe actuar humano, ahí les diré la verdad,
suelo actuar humano casi las 24 horas al día, excepto lo sábados,
ahí soy más salvaje que un león,
pero después de meter ambas piernas en el pantalón
mis intenciones se pierden y dejo que día pase
sin que yo haga algo a propósito.

La noche cae entre las piernas, mujeres graznan
con sus cuellos adornados, hablan del que renuncia,
vejez dicen unas, cansancio dicen otras,
nadie se pone de acuerdo, lo que se yo es que se llega
a esa edad en que es necesario decir,
que si te mueres sosteniendo cruces de plata como bastones
pero el bastón te alentar al caminar,
lo sueltas y caminas a tu ritmo, lo más sabio que se puede hacer,
incluso los fantasmas como yo tenemos un hogar, un colchón cálido,
aunque si gritas en mi casa veras que todo está lleno de eco,
mi única calidez es quemar el papel de que está hecha mi casa,
será divertido si cuando deje mi cadáver aquí en la sala,
de pronto de mi boca saliera un fuego quemando
todo rastro de mis huellas, de bocanadas profundas,
son tiempos modernos y perder la consciencia de lo correcto
no me parece la opción más posible, pero pienso,
no porque sea necesario,
solo pienso en lo bueno es que escribir,
cuando nadie en el mundo sabe lo que estás haciendo.

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