28 abr 2014

Maligno herido

El oscuro esta sentado en la colina,
tiene sus cuernos rotos,
de su boca emerge su líquido
más carmesí que su piel,
desconoce si el puede morir.

Pero el no es nadie mientras
la luz toca los arboles,
por eso permanece en la sombra
como un animal herido,
oculto para evitar
que su líquido como vino
escurra entre los matorrales.

Recitales de órgano de iglesia,
orgasmos prohibidos de monjas
es lo que el desea,
pero sentado ahí no es mas que presa
no del enemigo,
si no de aquellos con que compartía
lo que desde que fue condenado
fue su hogar, dulce calor las llamas.

Hay humo que flota sobre su cráneo,
el sabe que todo lo que construyo es imaginario
el es el oscuro, con sus sentimientos,
con sus cuernos rotos
espera a que se presente el fin,
palpa nervioso su costado
heridas de cristo,
ahora será apresado
y como en cualquier cuento
su carne será hecha pedazos,
su cabeza cortada y exhibida.

El sabía el misterio del verso,
el sabia como era la vida,
desde el principio era una casa derrumbada
pero jamás se desanimo en su crueldad
persiguió a dios en todas sus formas
y siempre fue buen contrincante,
supo ser amigo,
testigo es este poema
que su vida aunque única semilla
dio mucho fruto
y así se pierde la amplitud de mis palabras.

Así se extingue el maligno sobre el prado.