Llevo el sol en mi cañaheja,
en mi espalda un gran peso
pero en mis labios una oración
honrada en todo sentido,
los dioses se abalanzan
sobre los huesos de las ofrendas
no merecen más que eso,
por este engaño digno de magos
fue negada la luz a la tierra,
yo resolví subir al Olimpo
y tomar a la fuerza
lo que nos hace bendecidos,
yo merecí entonces
que mi hígado fuese arrancado
en un jugueteo de milenios,
mis anillos puedes verlos
son una roca y una boca
de león hambrienta,
no los llevo para mostrar
opulencia o querer gloria,
es lo que queda de mis castigos
así como quedarme un tiempo
dentro de la piel
de la águilas del acantilado,
y no poder deshacerme
de este olor a carne quemada
tengo en mis manos barro,
y los he formado
para darle lo que he robado,
sin ustedes sobre el lodo
no hay forma de crear
las columnas para adorarme,
donde quedan antorchas encendidas
y azufres apagados,
ni las serpientes podrán
acercarse y las ciudades,
guardaran su calor para siempre,
ya no son naturaleza inerme,
yo robe para ustedes,
las artes y el fuego,
por eso huyo lo más rápido
llevando tras de mi guardias,
y quemaduras en mis manos
yo soy Prometeo y por ustedes
robo a los dioses y me pongo
en la jaula de leones,
que podrían destrozarme
pero igual que con las águilas
no sería tal cosa,
y tendría castigo para la eternidad
pero a cambio tendrán una forma
de sobrevivir contra las fieras.