10 abr 2011

Apología de la locura

Adoro al hombre de la sin razón,
solo en sus líneas encuentro
mis oraciones torcidas,
y mi retorica impecable
solo en el mundo, se puede
y se llega a ser feliz,
si se pierde la razón.

Al perder la forma también
se pierda la noción
de intentar suplantar
las ideas con pensamientos,
la idea es perderse
pero al perderse, uno se ausenta
y viene la locura,
la iluminación completa.

Yo amo el agua de la locura,
el vino amargo del olvido,
y soy un guerrero
de temibles nombres varios,
llámame loco y sabio,
que soy un ladrón de cerezas,
llámame color rojo y embustero
que soy como un alfiler
enterrado en un ojo
molesto, pero más doloroso
de retirar, así igual es la locura.

Dice el loco que avienta
piedras a la rosa,
que debemos diluirnos
hasta encontrar un vacio,
ser moléculas sin enlaces
volver al principio,
ser un amanecer cuando atardece,
somos un desgarro en el lienzo.

Odio a las personas que solo
pueden pensar en pasado,
y no ven que existe el presente,
la locura es la manifestación
de la forma en que solo existe,
una condena en presente,
la consumación de la razón,
es la puerta al piso superior.