3 ago 2015

Manual contra los enemigos

Ellos flotan a la deriva
esperando que las olas los alejen
de las cosas que nunca mencionan,
el ejército que reside dentro de ellos
alzan las manos listo para entrar
en las batallas ya perdidas,
no hay sensaciones ni esperanzas
cuando pierdes todo dentro de ti
queda esa sensación no de vacío
si no, de estar siendo vaciado
para beneficio de otros,
que repiten frases ya echas
de libros no arcanos,
si no de textos de la infancia.

Yo me oculto de lo desconocido
entre fuegos azules y dorados,
que perciben a los enemigos
que se adentran por la playa
emiten sonidos de mosquitos y me aterra
que debajo de esos cascos
no estén humanos, si no mas bien algo peligroso:
que sabe como lastimar
por que siempre han sido heridos.

Se acaba la miel y las colmenas,
si me das patadas contra las iglesias
asegúrate que saber donde patear
para que caiga sobre el rebaño
que sigue a los hombres maestros
de finales y aterrizajes forzosos,
queda pecho tierra en lo que estalla
tu interior en un grito que ensordece.

Nubes toxicas amenazan mi hogar,
abro mis manos para contener el silencio,
fue perfecto caer en el embrujo
de las manos que se tuercen en el amanecer,
que sean mis labios bisturís
cortando el paisaje y las imágenes
que tienen por sagradas,
nada debe quedar,
hagan arder todo;
nada debe caer en manos enemigas
incluso la vida,
repitan: "Dispararse es amarse".

Voy a repetir los textos
que flotan sobre las nubes
para ocultar los pasos acercándose
los sollozos uniendo el dolor y la noche
vendrán a invadir, lo que no saben

es que ya estaremos rotos.